Antropoficciones: ética, técnica y política no-humana para otros mundos posibles

Claudio Celis Bueno and raúl rodríguez freire, editores invitados

Este dossier de Culture Machine se propone examinar un doble movimiento en el pensamiento antropológico contemporáneo, interrogando la ficción antropológica y la antropología de la ficción. En su relación con la mano, la ficción es pura técnica, plasmación de una forma a partir de un cuerpo inmerso en su medio (Leroi-Gourhan). Esa forma puede ir desde una línea o una imagen (Ingold) a un mundo (Descola, Haraway, Strathern Viveiros de Castro). De ahí que la antropología contemporánea esté haciendo de la imaginación un problema que, asumiendo toda su complejidad (su i-materialidad), podría transformarla de saber colonial en saber descolonizador y emancipador. De ahí también que la antropología contemporánea se acerque cada vez más a la filosofía, pues el antropocentrismo es uno de sus resultados; contribuyó a su sedimentación. No extraña entonces que ficción, técnica y antropología puedan ser articuladas para reimaginar el mundo que habitamos, el de una época que recientemente (hace algo más de 20 años) ha comenzado a ser llamada “Antropoceno”. En tanto especie, de la mano del devenir farmacológico de la técnica (veneno/remedio secretado del propio cuerpo del anthropos), nos hemos transformado en una fuerza geológica capaz de alterar el clima de los próximos 100.000 años.

El debate sobre el término no ha acabado, por lo que asumirlo implica que se está considerando la figura del hombre y la carga que en tanto tropo aún mantiene. Porque el antropocentrismo lo atraviesa y lo enmarca y con fuerza en aquellos que, como Andreas Malm, se resisten a él, y lo hacen, precisamente, privilegiando la vida humana por sobre cualquier otra. No es difícil percibir que bajo esta resistencia, el pensamiento no occidental puede ser fácilmente descartado, cuando se hace cada vez más evidente que un modo de respuesta a la crisis global puede venir de aquellos que aún son llamados “primitivos”. Cómo han mostrado Tânia Stolze Lima, Viveiros de Castro, Philippe Descola, entre otras y otros, las prácticas de conocimiento de los pueblos indígenas de la Amazonía se sostienen sobre un antropomorfismo capaz de hacer temblar la metafísica occidental, no sólo porque hagan del cuerpo y no de la mente (Descartes) su punto de anclaje, sino porque, mediante una antropología en reversa, como la realizada por Davi Kopenawa, podemos reconocer el animismo sobre el que se sostiene el antropocentrismo y la “cultura occidental” en general. Se trata de un pensamiento que muy bien podría articularse, como lo ha intentado Brucel Albert en “El oro caníbal y el fetichismo de la mercancía”, a la crítica adelantada por Marx en el primer tomo de El capital.

Teniendo este escenario de fondo, el presente número de Culture Machine quiere encarar un doble movimiento: de un lado, el de la ficción antropológica, en tanto sostenedora del antropocentrismo y cuya deconstrucción radical aún está en curso; de otro, el de la antropología de la ficción, que asume políticamente el potencial de la imaginación, en particular (pero no de manera exclusiva) la formada por pueblos no occidentales a partir de lo que se ha dado en llamar “perspectivismo amerindio”, a fin de contribuir a la emergencia de otros mundos por venir.

La ficción antropológica se sostiene sobre dos presuposiciones: la diferencia entre lo humano y los otros entes naturales; y la oposición entre cultura y técnica. En el primer caso, la antropología concibe al humano como el único ente capaz de cultura, cúspide de la jerarquía que ordena y organiza el mundo. Desde esta perspectiva, la naturaleza se presenta como aquello despojado de valor y sentido, recurso disponible para que la cultura humana la transforme en vistas a sus propios fines. En el segundo caso, la ficción antropológica subsume la técnica como una dimensión cultural entre otras, o la presenta como aquello que se opone a la cultura (como los medios se oponen a los fines). En ambos casos, sin embargo, la ficción antropológica es incapaz de pensar la singularidad de los objetos técnicos. Paradójicamente, como nos señala Gilbert Simondon, la ficción antropología concibe la agricultura como el acto técnico que pone en marcha la cultura humana. Para Simondon, este origen técnico de la cultura no solo ha sido olvidado, sino que ha sido reprimido y subsumido bajo el prejuicio antropológico de la cultura. Enfrentada a esta doble ficción antropológica, la antropología contemporánea opera como gesto de descentramiento y deconstrucción. Por un lado, busca en las culturas “primitivas” modos de cuestionar el antropocentrismo que se impone en el corte radical entre lo humano y la naturaleza. Por el otro, otorga mayor centralidad al estudio de los modos de existencia de los objetos técnicos para escapar de la oposición entre cultura y técnica. Se trata de un doble gesto que mira al mismo tiempo hacia afuera (“otras culturas”) y hacia adentro (“hiper-tecnologización del mundo”). Para superar la crisis del Antropoceno, sin embargo, se necesita mirar con nuevos ojos no enmarcados en la ficción antropológica.

De ahí que la antropología de la ficción se presente como un poderoso suplemento capaz de horadar la fuerza del marco antropológico metafísico. Proveniente del latín fingere (y este del griego plasma), la ficción no es más, pero tampoco menos, que un trabajo de y con las manos. Nos lo recuerdan no sólo los mitos, también el inglés y alemán, lenguas en las que dedo se escribe finger (y en francés doigt, cercano a ficción en indoeuropeo, dheigh). El diccionario conocido como Tesoro de la lengua castellana o española (publicado en 1611) nos ofrece ayuda, pues por ficción entendía: formar, configurar, “como hacer alguna cosa de barro… esto es en rigor, pero estiéndese a todo aquello que se forma, y forja, o con el entendimiento, o con la mano”. La ficción no es o no depende, como hemos pensado, solo de un inmaterial intelecto. No. La ficción no se puede pensar alejada de la mano y, por tanto, de la técnica que en tanto cuerpo secreta. La antropología de la ficción, por tanto, asume como preocupación el arte de transformar un planeta dañado (Tsing), teniendo presente que para ello se requiere de un trabajo especulativo simpoiético (Haraway) que desde el cuerpo ficcione una nueva cosmopolítica no humanista y construya mundos otros para todo lo viviente.

Editores

Claudio Celis Bueno (PhD, Cardiff University) is a lecturer in New Media and Digital Culture at the University of Amsterdam. He is the author of the book The Attention Economy: Labour, Time and Power in Cognitive Capitalism, and numerous academic articles and book chapters. He has also conducted research on the politics of machine vision (www.imaginacionmaquinica.cl). His current research focuses on the importance of Simondon’s notion of information for a critique of the political economy of algorithmic technologies from a post-anthropocentric perspective.

Raúl Rodríguez Freire is professor in Department of Literature, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Research on contemporary Latin American narrative, humanities and Anthropocene, visual studies and university transformations. He has published Sin retorno. Variaciones sobre archivo y narrativa en Latinoamérica (2015), La condición intelectual. informe para una academia (2018), La forma como ensayo. crítica ficción teoría (2020), La universidad sin atributos (2020), Ficciones de la ley (2022), among other books that he has translated and edited.